Esta Navidad he tenido varias novedades, pero de la que mas orgulloso estoy es que he empezado a escribir una novela fabulosa que aún carece de título, trata de una mujer costurera que un día le ofrecen una oferta, os dejo el primer capítulo en vuestras manos con una total libertad de opinar.
Silvia Gutierrez siempre se había dedicado al negocio de costurera, vivía entre trozos de tela, ganchillos y tijeras iba de aquí para allá tejiendo de casa en casa y escuchando opiniones, historias y críticas, por lo normal constructivas, que le solían parecer muy entretenidas y amenas. Siempre fue así, hasta que un día lluvioso a la hora del crepúsculo, en invierno, a principios de año, después de salir exhausta de tanto trabajar, se le apareció una silueta cada vez menos borrosa en el horizonte que se iba acercando poco a poco a ella, con un paso lento pero a la vez confiado y seguro, al final como era de esperar, llego hasta donde la mujer se situaba. La mujer vestía un abrigo azul algo sucio y un poco roto por el costado izquierdo, unos vaqueros cómodos y poco elegantes, una camiseta de manga larga blanca con un estampado de unas flores azules muy coloridas, unas zapatillas roñosas y medio rotas y un bolso lleno de tela. Ella contenía un miedo feroz y los pies paralizados. A continuación, la persona que se le había acercado se aclaró la voz y dijo:
- Hola soy Carlos Escartín, detective secreto, por desgracia con el tiempo la gente ha dejado de fiarse de mi y eso me ha afectado mucho en mi trabajo y creo que usted me puede ayudar y que yo puedo ayudarle.
-¿Y cómo se propone hacerlo? Y sobre todo ¿Por qué quiere mi ayuda
-Usted va a tejer a casas de gente muy rica e importante y puede curiosear sus cosas y ver sus proyectos, además yo obtendría información y usted ganaría un dinero que necesita.
-La oferta es tentadora pero el riesgo a correr es extremadamente alto.
-Supongo que si, pero su estilo de vida también conlleva un alto riesgo. Con un par de inconvenientes imprevistos usted se quedaría en la ruina y no tendría a donde ir. Con mi generosa oferta además de un muy buen sueldo y el diez porciento de mis beneficios como detective ,también le ofrezco quedarse en mi casa en caso de apuro.
-Muy bien, acepto ,pensándolo bien es una oferta muy buena.
-Entonces su primera labor es volver a la casa de donde acaba de venir, decirle al dueño alguna excusa y encontrar un jarrón rojo con estampado marrón. Dentro contiene un USB con información nuclear que mi cliente quiere para venderla.
-Espere un momento, ¿quiere que robe? Yo no robo y pensaba que usted trabajaba con la policía.
Si trabajase con la policía los detectives con carrera policiaca se llevarian todos los casos, yo tengo que vivir de una forma u otra y además yo no quiero que robe, yo quiero que averigüe donde está el jarrón y si tiene dentro el USB.
-Pues lo siento mucho pero hoy no es su día de suerte, no quiero participar en un robo.
Esas fueron las últimas palabras de la costurera. Después se marchó rápida a su casa mientras el detective pensaba que su viaje acababa de empezar.
Raúl Echenique Gelado