sábado, 23 de abril de 2016

EL RETABLO DE MAESE PEDRO

Manuel de Falla era un músico y compositor que contaba que de pequeño jugaba a representar con marionetas aventuras de Don Quijote para su hermana menor. Este era un personaje querido y familiar para el niño gaditano, antes de convertirse en el célebre compositor español. Por eso, cuando la princesa de Polignac le encargó en 1918 escribir una obra breve para orquesta de cámara, Falla le propuso el Capítulo XXVI de la Segunda Parte de la novela cervantina como argumento de su ópera, y sugirió además montarla con títeres, pues ese capítulo narra “la graciosa historia del titerero”.
La acción tiene lugar en una venta manchega donde Maese Pedro y su ayudante, el joven Trujamán, ofrecen una función de títeres para los huéspedes. Entre los espectadores se encuentran Don Quijote y Sancho Panza. Los títeres representan “el retablo de la libertad de Melisendra”, un romance medieval que cuenta cómo Don Gayferos rescata a su esposa Melisendra, prisionera por los moros en la ciudad de Sansueña (antigua Zaragoza). Don Quijote, al observar la escena, metido de lleno en la acción y queriendo hacer justicia, desenvaina su espada cuando los amantes huyen y son perseguidos por los moros. Pero los gestos del valeroso hidalgo sólo consiguen destrozar el teatrino y los muñecos del titerero.
Hoy he ido a una representación de esta obra, con títeres gigantes  e instrumentos.La representacion ha tenido lugar en la sala de la Corona de Aragón del edificio Pignatelli (Sede del Gobierno de Aragón) . Han colaborado el Grupo Enigma para tocar melodías y los titiriteros de Binefar para representar con marionetas gigantes el argumento.
                                                                                  RAÚL ECHENIQUE